viernes, 2 de diciembre de 2011

SE QUIEBRA



Se quiebra, como la luz cansada, como el candil que no alumbra, como la nada…
Todo aquello en lo que creíste, aquello por lo que luchaste y te arriesgaste, te arrastra.  Y la melancolía, la presión, la fuerza que ejerce la gravedad de la ansiedad lo inunda todo, te ciega, te espanta. Es el horror de haber vivido demasiado, de sentir por una vez la fuerza que nos mantiene unidos. Pero se separa…
Una vez tuviste, todo, lo abarcabas con tus brazos, lo podías palpar. Irreales ilusiones y cuentos vanos, historias sin final, o con finales escritos. Pasajes de un cuento rosa que de roja pasión se tornaron negros, como la esperanza que ya no es verde.
Y la inquietud, el deseo, la razón de abrir los ojos y saber que te esperan, que te ansían, que te inventan. Ya no está, ahora está helada la ilusión que con su calor derretía los glaciares; los torrentes helados del peligro que supone vivir dos historias paralelas; dos volcanes en erupción, uno arroja ceniza, el otro lava. Pero el magma lo destruye todo, lo devora, lo arrasa. La ceniza es más incómoda, se pega al cuerpo y lo cubre con su gris envoltura, pero es más benévola. La ceniza se lava, se escurre del cuerpo cuando tras la erupción la lluvia nos limpia el alma.
Yo no quiero la ceniza –me dices-, yo quiero la lava ardiente, la que quema, la que arrasa… Sí, es más potente, se siente desde las entrañas, pero las entrañas te arranca, se lleva tu corazón y lo devora en una llama que al final solo deja cenizas.
Cenizas tienes, cenizas has de tener, con ellas construye los ladrillos que te ayudaran a levantar de nuevo una torre tan alta que en el horizonte se perderá. Sé valiente y comienza a trocar las cenizas en argamasa, en la fuerza que una las piezas de una vida descompuesta, rota, sé valiente, vive, todo se pasa.

PARA AL.

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